martes, 5 de abril de 2011

Cámaras ocultas y los que se ocultan tras la cámara

Editorial de Víctor Hugo Morales en su programa "La Mañana" de LS4 de Radio Continental, con respecto a la cámara oculta al sindicalista Luis Siri:





Confieso que Víctor Hugo hace muy difícil mi tarea de opinar, ¿acaso podría agregar algo a su editorial? No creo, salvo ésta pequeña reflexión: hay cámaras ocultas y tipos que se esconden detrás de la cámara. Y, agrego: con una cámara oculta muchas veces se trata de ocultar a quienes no están en cámara, los trabajadores de una empresa que persigue la libertad sindical.


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Iglesias con campanas de cartón

Sobre el intelectualismo liviano y anti-popular del diputado nacional Fernando Iglesias.


Quizás no muchos conozcan al diputado Fernando Iglesias. A ver, para que lo ubiquen, es ese tipo que se parece mucho al queridísimo Negro Fontanarrosa, pero, al contrario que aquél genial humorista, no te arranca ni media sonrisa. Goza, eso sí, de un record poco envidiable: por lejos debe ser el político argentino más puteado de twitter (@Feriglesias). Y no es despreciado simplemente por pertenecer a la Coalición Cívica, eh. Ni Patricia Bullrich (la algo etílica ex-Ministra de Trabajo que le bajo la jubilación a mis abuelos porque se lo pedía el FMI) ni Adrián Pérez (el poco avispado diputado que se la pasa en Washington), ni Prat Gay (el tipo sin carisma empleado en la Banca Morgan) gozan de tanta apatía popular. ¿Por qué goza de ella Fernando Iglesias?

La respuesta es una y varias a la vez: por ser Fernando Iglesias. Se trata de un sujeto que no brinda la más mínima posibilidad de sentir simpatía por él. Es posible deconstruirlo en los siguientes aspectos:

a) Tiene una imagen sobre si mismo muy por encima de la percepción que el resto tiene sobre él: lo he escuchado definirse a sí mismo como “un filósofo de la globalización”, cuando sus libros en términos académicos no podrían ser calificados (y con  mucha generosidad) como panfletos o recortes wikipedianos. En ellos trata con mucho esmero ser una suerte de vocero neokantiano del cosmopolitismo posmoderno, pero no llega a ser ni una copia en carbónico de David Held.

b) Tira la piedra y esconde la mano: soy nuevo en twitter (@quinodozpinat), pero en el primer día que me inscribí Iglesias hizo un chiste con respecto al fallecimiento de Kirchner que después borró.  @HankSoriano lo increpó para que admitiese que había hecho aquella repudiable “humorada”. Pres0 de su cobardía, Iglesias, se acurrucó en su choza de victimización.

c) Le teme al poder: éste es un síndrome que aqueja considerablemente a  la Coalición Cívica y no sólo a él. A ver, que un político le tenga repulsión al poder es como que un cirujano le tema a la sangre. El político está para utilizar el poder, es su herramienta primera. Aquí salta a la luz el trasfondo de concepción liberal que tiene Iglesias: el Estado, el poder y, en fin, la política son concebidas por él de forma fóbica. ¿Qué es posible esperar de una “fuerza política” que pretende acceder al Gobierno, pero no utilizar el poder? Bueno, siempre habrá quien desee ocupar la vacante de poder que cede un Gobierno. Siempre habrá un poder económico agazapado presto a dar el zarpazo.

d) Es débil en sus argumentaciones: sobre todo cuando es sentado frente a personas de relativo peso. Al ser pura postura de filósofo, casi como si se tratase de un disfraz, su artificialidad es puesta al descubierto cuando sus palabras se diluyen a la par de su impotencia intelectual. Es que su ideología de bajas calorías queda al descubierto con frases como “(…) y en la Revolución Francesa hubo una democracia porque había una derecha y una izquierda” (¡WTF!) (1). Hace pocos días también fue vapuleado en el programa de Mariano Grondona al discutir sobre Venezuela (2). Es que cuando alguien habla sin profundo conocimiento respecto a una materia se le nota, sobre todo al ser contrastado con algún experto, y a Fernando Iglesias se le nota de seguido.

Fernando Iglesias es pura espuma sin peso sobredimensionado por los medios, lleno de aristas habermasianas que derraman ríos de tinta de estética literaria pobre que desembocan siempre en un océano anti-peronista. Es, en el mejor de los casos, un intelectual lleno de lugares comunes. Algunos pueden, como él,  construir artificialmente enormes edificios mediáticos, Iglesias y templos con fachadas hermosas. Pueden construirlo con papel maché y cartón, total desde lejos no se nota. Pero si a la hora de convocar las campanas son de cartón, las campanas no suenan. La beca en el Congreso de la Nación se le está terminando. Cuando intente renovarla  se sabrá que las campanas de Iglesias son de cartón.

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(1) http://www.youtube.com/watch?v=Gpq-zeYNmww

domingo, 3 de abril de 2011

Carta a Margaret Tatcher

Para que vean que lo zurdo y anti-imperialista lo tengo heredado por sangre, aquí les dejo una entrevista que le hizo la Secretaria de Cultura del Municipio de Saladas, Alejandra Riolfo, a mi tío-abuelo Gregorio Pinat. Extracto de "Mi Saladas".


Como vivió la comunidad saladeña los días de la guerra de Malvinas:

Un vecino saladeño  le escribió una carta a  Margaret Thatcher, Primera Ministra
 del Reino de Gran Bretaña de entonces. Don Gregorio Pinat, hijo de Ángel Pinat 
Teodora Romero Salas. Nació el 17 de Noviembre de 1917, nos relataba de la 
siguiente manera como vivió  esos tensos momentos del conflicto en Malvinas 
y el Atlántico Sur.

“Entonces era Intendente Municipal el  Ing. Billordo. Organizo por secciones el 
Departamento, 20 casas por grupos aproximadamente y un responsable quien
daba recomendaciones a la gente en caso de que la guerra nos llegue, como 
por ejemplo: que  no prendieran luces ni fuego por la noche.

Todo el ejército pasaba desde Corrientes por Saladas, fuimos  a la estación a 
verlos a acompañarlos, a desearle éxitos, suerte.

A la gente le pedían por diario, por radio que  escriban al presidente 
norteamericano, al de Francia, al rey de España, pidiéndoles por la paz, ellos 
formaban el grupo   en la que estaba la Thatcher , del grupo que hacen al 
poderío ingles. Yo decidí  escribirle  a ella, a Margaret.

Un día de mañana tome mi lápiz, comencé a escribir, cuando tenía dudas 
consultaba a mis libros. Cuando termine se la leí  a mi hermano Remigio y a un 
 Cura misionero que estaba en la Capilla Santa Catalina los que me dieron la 
aprobación y luego  se la envié a la Primer Ministra. También lo hice a la 
Revista Esquiú por solicitud del Misionero, y  a los  diarios el Litoral y  Clarín 
de Bs. As.  La publicaron. Recibí muchas cartas felicitándome y adhiriéndose a 
mi pensamiento. Entre ellos recuperamos a unos parientes de mi Padre, una 
rama de los inmigrantes  que se había separado al llegar a la Argentina y que  
vivían en Santa Fe, con los cuales nunca habíamos tenido contacto.

Margaret  Thatcher  no contesto, era una mujer muy totalitaria. Ella por 
educación debió  responder. Yo no lo hice con  ninguna mala intensión, 
ningún agravio  y ahí en esa carta esta tal cual lo que le va a suceder el día 
que se muera.”

Gregorio donó al Museo Histórico el texto de la Carta enviada y publicada por 
la Revista Esquiú así como también las cartas de adhesión recibidas en esa 
oportunidad para que sean apreciadas por los visitantes.