Leo este artículo y siento mi inteligencia profundamente insultada.
Empieza afirmando categóricamente que “el peor daño que se le puede hacer a una
persona es darle todo”. Listo, entonces por afirmación contrafáctica lo mejor
que se le puede hacer a una persona es quitarle todo. Entonces, no sé de qué se
quejaban los judíos y gitanos cuando eran llevados a los campos de extermino, o
por qué no fueron más agradecidos los disidentes de la Unión Soviética con
Stalin cuando le estaban haciendo el mejor de los favores al meterlos en un gulag.
“Quién quiere anular a otro solo tiene que evitarle el
esfuerzo”, continúa. Ah, mirá vos, yo pensé que era el esfuerzo sobrehumano de los
niños y mujeres que trabajaban 16 hs diarias hasta morirse durante la
Revolución Industrial o el régimen de la “mita”
en el cual los aborígenes morían de cansancio debido al agotamiento lo que
anulaba a las personas.
“Regálele comida (…) y todo lo que necesita (…) así le evita
usar todas sus potencialidades”. En serio, me pregunto si me están cargando con
este artículo. ¿Cómo puede alguien desplegar todas sus cualidades sin tener
comida? Es más, la pobreza deja heridas para toda la vida, heridas que no se
ven. Un chico que nace desnutrido, cuyos padres no lo han podido atender con
los cuidados que requiere y sin tiempo para haber sido estimulado arranca la carrera
de la vida 100 metros atrás que un chico que no padeció esas carencias. No
conforme con eso, continúa diciendo que cosas como estas cercenan la
creatividad de las personas. Claro, que esta colombiana en cuestión venga para
acá y festeje la “creatividad” de nuestros cartoneros que se las ingeniaron
cual vanguardistas de las miseria.
Otra cosa indignante es la utilización sistemática de “pobre”
como si se tratase de una subespecie humana. No hay “pobres”, en todo caso
existen personas en condición de pobreza. Y es justamente esta pobreza la que
les impide desarrollar su potencial. Y no, no es que esto las ubique en
condición de víctimas, sino que el sistema las ha hecho víctimas y por eso
necesitan urgentemente que esa situación sea reparada. No hay que invertir la
cronología de los hechos históricos ¿Qué vamos a decir? ¿Qué a los descendientes
de aborígenes de estas latitudes les gusta hacerse las víctimas viviendo en la
más humillante de las miserias en el Chaco y en las villas de emergencia que
bordean el Gran Buenos Aires? ¿O es más bien que estas personas fueron
despojadas de todo lo que tenían para desarrollarse como individuos y
comunidad? No sé, creo que si no se integra el concepto de “explotación” en
este análisis, el sentido común (que no es otra cosa que la muerte de la
reflexión) nos gana por goleada. No, no se equivoque, señora, no anule usted a
la Historia. Los seres humanos no existen en el vacío, ellos, sus familias, sus
comunidades, sus países, tienen un pasado que los condiciona profundamente. No
se trata aquí de un simple voluntarismo personal. No es posible salir del
estado actual de miseria mediante la salida individual, es una tarea de todos,
por todos y para todos. Eso, que usted desprecia, se llama “solidaridad”, y sin
ella la humanidad no tiene horizonte. Es la tarea del ciudadano en tanto que zoon politikon, es la tarea de la
política. No trate de anularla, ¿si?
Agreguemos algo, es necesario saber quién es la persona que
escribe la nota en cuestión. Se trata de una profesora de Comunicación de la
Universidad Pontificia de Colombia. Si, así es, de la Iglesia Católica, la
institución que más despóticamente ha ejercido la dominación en base a la
caridad (no es de extrañar que haga una salvedad con respecto a la misma hacia
el final).
No sé, quizás un esclavo traído desde Angola para trabajar
de sol a sol en los campos de algodón de Texas hubiese sido un gran ejemplo de
hombre para esta señora. Él sí que se esforzaba y sacaba todo su potencial,
solo que en beneficio de otro que casualmente no se esforzaba demasiado.