viernes, 12 de noviembre de 2010

Reestructuración con K (de Keynes)


“Facts have changed and so do I”
JOHN MAYNARD KEYNES (1)


El pragmatismo británico es tan conocido como brillante, permite (como lo hizo Keynes) adaptar la teoría a contextos y sujetos históricos concretos. Los hechos han cambiado y debo cambiar con ellos. Me propongo reestructurar el blog en base a las siguientes reflexiones:

a) Mayor cristalización teórica: la hipótesis que esbocé en julio se ha complejizado y ahora tiene una sofisticación mayor:

“El clivaje de polarización moderada como ‘proponente(2)/opositor’ es reemplazado por un clivaje de extrema polarización como ‘protagonista/antagonista’ cuando el ‘sentido común’ (3) empieza a presentar fisuras. Estas fisuras se perciben a nivel discursivo y simbólico, principalmente. Las fisuras en el ‘sentido común’ de una sociedad solo se pueden dar si existen cambios sustanciales en la estructura económica (sobre todo si los intereses de las clases dominantes son afectados).

El clivaje de polarización extrema del discurso (
‘protagonista/antagonista’) divide el ‘sentido común’ en dos sentidos (aunque no de forma taxativa) y en tanto que sistema hegemónico de valores recorre el total del tejido de una sociedad a través del discurso y la simbología.

El ‘discurso irracional’ surge producto del clivaje discursivo-simbólico
‘protagonista/antagonista’, anclado en los aspectos más atávicos del ‘sentido común’. El antagonismo, como reacción a los cambios producidos en la estructura económica, lleva al paroxismo los rasgos más conservadores del sistema hegemónico de valores. La ‘irracionalidad’ del discurso antagonista radica en que adquiere cierta autonomía del anclaje clasista al que representa originariamente, pero siempre actúa como protección de un núcleo duro de intereses. Puede que el discurso irracional, en su afán de enfrentar al protagonista, se oponga incluso a medidas del protagonista que redundarían en beneficio de los intereses de las clases que adhieren al discurso antagonista”.

b) Conciencia de la síntesis histórica: los ciudadanos argentinos son libres de opinar que cosas hace bien y que cosas hace mal el Gobierno. El analista no, aquello no es suficiente. El analista político, si se precia de tal, debe tener conciencia de la Historia y la Política, lo cual implica entender el momento histórico, los sujetos históricos que actúan, los intereses materiales en juego, etc. Pero, sobre todo, quien quiere ser un intelectual comprometido con su tiempo (llamémosle “orgánico” si se quiere) debe saber identificar donde está el “eterno enemigo statu-quista”

Robert Michels, militante del partido socialdemócrata alemán (4), hizo críticas agudas y reales sobre su partido en el período de entreguerras. Fue impiadoso a la hora de describir como el partido socialista de los alemanes se había burocratizado y, hasta cierto punto, aburguesado y como de él había surgido una nueva oligarquía (5). Gastó tantas energías criticando a su propio partido (críticas muy válidas por cierto) que descuido analizar el contexto que lo rodeaba; en su contexto se gestaba el nazismo. Su crítica despiadada contribuyó a desmoralizar al partido y a la democracia alemana. Debió haber tenido mejor conciencia de la síntesis histórica en que vivía. Debemos tener mejor conciencia de nuestro tiempo.

c) Para quien escribe el escritor (6): ya no escribo sólo para hacer catarsis, me propongo escribir para darle herramientas y argumentos a las personas que decidan romper con el sentido común. De ninguna manera intentaré romper el sentido común de quien crea en aquél mito, ya que es imposible, y solo puede existir ruptura con aquél a partir de un golpe emocional que de ninguna manera puede ser creado de manera artificial.

Hay quienes en la blogósfera –como Lucas Carrasco y Orlando Barone- escriben para cohesionar al kirchnerismo mediante la crítica indiscriminada a los opositores. Por el contrario, en mi caso, intentaré demostrar que el campo nacional, popular y libertario es mucho más amplio y que esas conductas no conducen a otra cosa que al sectarismo. Y el sectarismo  es un término más propio de la religiosidad que del análisis racional.

Con el pragmatismo británico abrí, con el pragmatismo británico cierro: “Dios salve a la Reina (razón)”.


(1) Malabre, Alfred L., “Lost Prophets: An Insider's History of the Modern Economists”, 1994, pág. 220.
(2) Llamado vulgarmente como “oficialismo”.
(3) Como sistema hegemónico de valores.
(4) Más allá de que con posterioridad se haya afiliado al partido fascista de Italia.
(5) Michels, Robert, “Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna”, Bs. As., Amorrortu, 1983.
(6) Parafraseando a José Saramago.

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