Durante el conflicto del campo en 2008 Carrió dijo que la 125 (incluso la versión reformada que salió de diputados) se trataba de un robo para los pequeños productores. Llamo la atención sobre la palabra “robo”: la misma tiene un carácter confesional y a su vez un cariz liberal. Es confesional en tanto que intenta traer a la batalla discursiva un mandamiento, es decir, no se trata de una imposición fiscal sino lisa y llanamente de un “robo”. Y es liberal en tanto que el Estado aparece en su discurso solo como un actor que trata de acotar constantemente las libertades y apropiarse ilegítimamente de la producción de riqueza de la sociedad civil. Pecado y propiedad privada sagrada se funden en un solo relato y cierran filas contra las posibilidades de acción del Estado.
Hace unos días la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Confederación Rural Argentina (CRA) anunciaron sus intenciones de que se les bajen al 0% los impuestos a la exportación con respecto a la soja. Su proyecto no contempla segmentación alguna. La Federación Agraria Argentina (FAA), mediante su presidente Eduardo Buzzi, expresó su disconformidad por dejarlos en pie de igualdad con quienes no son sus iguales. Carrió, se convirtió en vocera de los intereses concentrados y apoyo a la SRA. Buzzi contestó que "el proyecto de Carrió favorece a los pooles". Carrió contestó una vez más con el discurso confesional: “No estoy en contra de la segmentación, sino por una cuestión práctica, que es que el pequeño productor dice que no quiere que alguien tenga que devolverle el dinero hartos de coimear y hacer trámites burocráticos” (1). Nótese que el discurso lleva nuevamente el pecado como protagonista (la coima), tendiendo la trampa de poner al frente las cuestiones de procedimiento y no las de fondo. El fondo es que la ausencia de una apropiada segmentación terminará por imponer un proyecto monocultivista, de desforestación predatoria y en el cual tendremos soja sembrada hasta en el bidet. De cualquier manera no puedo resistirme las ganas de decirle a Buzzi: “Jodete, te avisamos”.
La conferencia de los opositores moderada por el periodista Joaquín Morales Solá en la Rural es igualmente llamativa: poder económico concentrado, poder comunicacional concentrado, opositores y antagonistas, todos en un mismo retrato. Así aparecen en escena los actores políticos, pero “actores políticos” en el sentido más burdo de la palabra, ya que el guión se los escribe el poder corporativo concentrado. No es de extrañar entonces que en el Congreso de la Nación se vean más trajes de lentejuelas y plumas, que hombres vestidos de toga.
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